Primera Compañía Cuerpo de Bomberos de Ñuñoa
“Unidos Serviremos”
Nuestra Compañía
La Primera Compañía fue Fundada el 26 de Noviembre de 1933.
El lema “Unidos Serviremos”, hace eco en cada uno los Hombres y Mujeres, que en honor a ser la Primera Compañía del Cuerpo de Bomberos de Ñuñoa entregan su tiempo, trabajo y vida a esta noble institución.
Durante los años 1930 la ciudad de Santiago de Chile sufrió un crecimiento explosivo y un gran proceso de urbanización debido a la inmigración campo-ciudad. Los antiguos fundos y campos del sector oriente de la capital empezaron a poblarse, y con ello a urbanizarse la rural comuna de Ñuñoa. Junto con aquello se hizo imperioso la necesidad de una rápida respuesta a emergencias derivadas de incendios.
Los carros del Cuerpo de Bomberos de Santiago demoraban mucho desde el centro de la capital en responder a las necesidades del sector oriente de la capital. Es por eso que en 1933, un notable voluntario del Cuerpo de Bomberos de Santiago, Alberto Ried Silva junto a otros notables vecinos deciden crear un nuevo Cuerpo de Bomberos en la comuna de Ñuñoa. Así, el 27 de mayo de 1933 en los salones de la Ilustre Municipalidad de Ñuñoa nace el Cuerpo de Bomberos de Ñuñoa. En los meses posteriores nacen dos compañías, que por lógica razón serán la Primera y Segunda Compañías del nuevo cuerpo.
Es así, como este grupo de selectos hombres motivados por el servicio y amor al prójimo, constituyen lo que 85 años más tarde, sería uno de los principales Cuerpos de Bomberos del país.
Las primeras operaciones se desenvolvieron en el cuartel de calle Luis Beltran 1919 de la comuna de Ñuñoa. Hoy nos ubicamos en calle Capitán Orella 2164 de la misma comuna y en nuestro interior permanecen intactas las historicas puertas del primer Cuartel.
Pero toda gran historia, debe tener a grandes protagonistas, y uno de ellos es nuestro Fundador don Alberto Ried Silva, quien con sólo $5 funda el Cuerpo de Bomberos de Ñuñoa y la Primera Compañía.
Acta de Fundación del Cuerpo de Bomberos de Ñuñoa
Los vecinos de la Comuna de Ñuñoa que suscriben, reunidos en la sala de la Alcaldía, el 27 de mayo de 1933, a invitación del señor Alberto Ried Silva se constituyeron en comité para considerar la situación de la Comuna ante la carencia de un servicio de bomberos cuya necesidad se hace imprescindible por el rápido y creciente aumento de la población de la localidad.
Considerando que a pesar de la innegable buena voluntad y espíritu de sacrificio del Cuerpo de Bomberos de Santiago, los siniestros que ocurren dentro del radio de la Comuna adquieren proporciones considerables con evidente peligro de la vida y propiedad de los vecinos, los firmantes acuerdan:
1.- Fundar el servicio de Bomberos Voluntarios de la Comuna de Ñuñoa, a cuyo efecto los asistentes se comprometen solemnemente a prestar el contingente de su cooperación personal, inscribiéndose desde luego, como voluntarios fundadores del Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Ñuñoa.
2.- Nombrar el siguiente Directorio Provisorio por el término de seis meses:
Superintendente: Sr. Joaquín Santa Cruz Ossa.
Vicesuperintendente: Sr. Carlos Silva Vildósola.
Directores: Dr. Alejandro González Escobar; señores Jorge Costadoat Bergoing; Luis Espinoza Garcés y Pedro González.
Comandante: Sr. Alberto Ried Silva.
Segundo Comandante: Sr. Osvaldo Larraín Larrañaga.
Secretario General: Sr. Carlos Prado Martínez.
Tesorero General: Sr. Domingo Morales Reveco.
Capitán: Sr. Eduardo Gibbons Hardie.
Teniente 1º: Sr. Carlos Larraín Torres.
Teniente 2º: Sr. Augusto Baudet Rojas.
Ayudante: Sr. Horacio Ried Carrera.
Maquinista: Sr. Oscar Achondo Godoy.
Este Directorio Provisorio tendrá a su cargo, con amplios poderes, la organización del Cuerpo, la Adquisición de todos los materiales necesarios, la confección de los reglamentos y demás trámites conducentes.
Dar el nombre de “Luis Kappes” a la primera bomba con que cuente el Cuerpo, en atención a los eminentes servicios prestados a los cuerpos de bomberos de la República, por el actual superintendente del Cuerpo de Bomberos de Santiago, señor Luis Kappes, quien se ha hecho acreedor a este homenaje por la eficaz y entusiasta cooperación que en todo momento ha otorgado al iniciador de este movimiento, en beneficio de la Comuna, señor Alberto Ried Silva.
En Ñuñoa, a 27 días del mes de mayo de 1933.
El 17 de septiembre de 1933 tuvo lugar el primer ejercicio y fue don Alberto Ried Silva quien dirigió a los voluntarios las siguientes palabras que ahora se ven perpetuadas:
“Compañeros:
El desenvolvimiento del espíritu de Cuerpo, ha nacido entre nosotros con caracteres inusitados de entusiasmo y vigor. Este hecho, afortunadamente consumado, me da la ocasión de exponer ante vosotros, algunos conceptos breves que han de induciros a meditar en lo que significa ser un buen voluntario.
Primeramente, para ser buen bombero se requiere una base muy sólida de esfuerzo físico y de voluntad a toda prueba, unido esto a un alto espíritu de sacrificio y hondo sentido de la responsabilidad. Sin este sentido, el esfuerzo material resulta vano, ya que, fácilmente degenera en un simple entretenimiento, sin objetivo altruista alguno. La acción ha de ser, por lo tanto, consciente y severa para que sea fructífera.
Es necesario que los hombres que prestan sus servicios a un cuerpo de bomberos o compañía de bomberos voluntarios, sean ante todo: Generoso, nobles, honrados, francos, abnegados y de una conducta irreprochable.
Sin cualquiera de estas condiciones o virtudes, los individuos se eliminan por sí solos. Elimínanse de esta manera los egoístas o aquellos que toman nuestro oficio como un simple pasatiempo; los que suelen sonreír burlescamente ante las diversas manifestaciones espontáneas del alma bomberíl que, al ser sincera y verídica, ha de poseer la pureza del hombre sano de espíritu, del adolescente, o del niño que desconoce la maldad y que todo lo encuentra bueno y amable. Elimínanse, a su vez, automáticamente los hombres cómodos o indiferentes; aquellos para quienes la vida no es ni siquiera un sacrificio nimio en pro de los demás.
Mi larga experiencia en las filas del Cuerpo de Bomberos me ha enseñado que lo primordial para acrecentar el espíritu de cuerpo, es el bien entendido compañerismo. Esta virtud crea la cooperación inalterable y absoluta. “Uno para todos y todos para uno”, he aquí un arcaico aforismo que debe palpitar en el corazón de todo buen bombero.
No pueden ser buenos bomberos los que todo lo critican y nada aportan ni construyen. Por esta sola razón se declaran tácitamente excluidos como enemigos de la cooperación que es el éxito.
Son buenos bomberos, en cambio, los que acatan las órdenes o ideas emanadas de quienes han sabido apreciar muy de cerca, en carnes propias, y con todo su rigor, los afanes y riesgos inherentes a nuestra profesión.
De niño ingresé a la 5ª Compañía de Santiago, porque mi padre me condujo de la mano como quien conduce a un alumno a incorporarse en la mejor escuela de civismo, hombría de bien y caballerosidad.
Años más tarde, lejos de mi patria, durante un ciclón furioso, en medio del océano; en ciudad extranjera, hostil e inhospitalaria; en cada momento difícil de mi existencia y, ¿por qué no decirlo? Hasta en jornadas de hambre y desamparo; en horas de angustia en que hubo necesidad de desplegar supremas energías morales y físicas para no sucumbir, y aún, para infundir ánimo a camaradas artistas, amigos y compatriotas desolados, el sólido timón silencioso, la brújula que guió mi rumbo, fueron las enseñanzas recibidas en las filas bomberiles de mi país.
Estoy plenamente convencido de que es un mérito que nadie podrá jamás borrar ni empañar siquiera, un galardón al coraje en la lucha por la vida, esto de que el individuo, desde niño, crezca y viva entre hermanos valerosos y generosos, cual lo son y han sido siempre los bomberos de Chile. Dirijo a vosotros, jóvenes voluntarios de Ñuñoa, estas palabras paternales con el ánimo de que ellas dejen en cada uno de vosotros alguna huella saludable.
Mañana, cuando empiecen a ralear las filas y desaparezcamos, esta voz de aliento habrá de seguir resonando en las almas juveniles, como un eco sacrosanto que también nosotros hemos escuchado a través de toda nuestra vida, por boca y aliento de nuestros mayores. He dicho.”
Primera Compañia de Bomberos de Ñuñoa 2023 Capitán Orella 2164 – Ñuñoa / Fonos: +5622042366 – +5622055328 "Unidos Serviremos"